Felicidades graduados y buen viaje gritaba el director de la
universidad, caminaba por cada parte del patio entre los diversos grupos de
amigos de ultimo año que se habían graduado, subió al escenario para dirigirse
a todos nosotros.
Felicidades, felicidades, hoy se gradúan de esta legendaria institución
de enseñanza cuyo peso de las personas que se gradúan de aquí mueven al mundo,
me gusta decir que es el peso del conocimiento, nuestra institución es la mejor
del país al enseñar en este ambiente aislado del mundo, de nuestra gran isla
donde los pequeños dirigentes del mundo llegan a la primaria y terminan convirtiéndose
en los lideres como ustedes, este día es histórico ya que normalmente se gradúan
30 a 40 personas por año pero su generación es única y nos ha alegrado tener
una generación de 300 líderes y como es una ocasión especial mandamos traer el avión
más grande un Airbus a380 y les acompañare el día de mañana en este viaje a
casa con una escala en las paradisiacas playas del trópico, los 3 graduados que
tienen un hermano menor inscrito también en la escuela podrán llevarlo con
ustedes si así lo deciden y a partir de hoy y como dije antes para darles el
ultimo dolor de cabeza estaremos juntos festejando.
Nuestra escuela era una de las mas legendarias con mas de 300 años de tradición en una escuela de varones la escuela se encontraba en una isla que era un bosque con una gran construcción modernizada con todas las comodidades
Mi nombre era José y junto a Cristopher que era mi mejor
amigo y Carlos que no era mi amigo, solo se encontraba en mi clase, éramos los únicos
3 que teníamos hermanos aquí, ya que casi todos tenían hermanas y esta era una institución
solo para varones.
La escuela enseñaba 500 materias que no enseñan en las
escuelas comunes, 12 horas de clases al día y exámenes semanales que pueden
abarcar los 15 años que has estudiado aquí, el lema de esta prisión, lo que
bien se aprende nunca se olvida.
Cristopher no quiso llevar a su hermano porque acababa de
salir de una fuerte neumonía y Carlos no llevaría a su hermano por que se
llevaban bastante mal, así que era el único que iba a llevar a mi hermano menor
de 18 años al viaje a la playa, por lo menos para que viera al mundo con sus
propios ojos y saber lo que podría ver en 3 años más, cada año solo teníamos derecho
a salir 1 semana de la institución y a 12 visitas de nuestros familiares en la
isla pero casi nadie recibía mas de 2 visitas al año.
La noche entera me la pase escuchando a mi hermano como si
fuera un niño pequeño emocionado por visitar por primera vez una playa, y
siendo una isla podrían pensar que tenemos una playa pero no era así la isla
entera estaba elevada sobre el nivel del agua por 10 metros en la zona más baja
y 100 metros en la más alta la cual era donde se encontraba nuestra pista de
aterrizaje.
Solo podía decir que casi me quede sordo en la mañana tras
estar cerca de la pista cuando el enorme Airbus aterrizo, el piloto debió ser
un lunático para aterrizar en tan corto espacio para un avión de ese tamaño.
Di mi último recorrido por la escuela y tome mi gran maleta,
el pequeño de Gregory (mi hermano) ya estaba listo con su mochila y esperándome
para ir a la pista, unas enormes escaleras improvisadas se elevaban a la cabina
principal mientras que los estudiantes subían las maletas a la zona de equipaje
en una gran cadena humana.
Subimos al avión y me senté en la ventana, Cristopher a mi
lado y mi pequeño hermano y Carlos atrás de mí, nos tocó primera clase ya que habíamos
sido los primeros en subir, el despegue me dio un poco de miedo ya que veía por
la ventana que la pista se acababa demasiado rápido antes de lograr la
velocidad para el despegue, sin embargo al ver la tierra desaparecer dejando
ver solo el agua me tranquilizo, nos esperaba un recorrido de 11 horas al trópico
y sentir aquella delicada arena sobre mis pies, después de 2 horas de viaje y
una de las mejores comidas que alguna vez probé, Gregory fue al baño y después de
unos pocos minutos algo extraño paso unas frías y delicadas manos de mujer
taparon mis ojos mientras que una delicada voz femenina me decía, ya regrese
hermanito mientras me sorprendía con un regalo en la otra mano.